El doctor Jorge Terrazas tiene la increíble habilidad de devolverle las alas a los ángeles, aquellos niños que por diversos motivos sufrieron algún tipo de lesión en sus manos que no pueden ser superadas sin pasar antes por el quirófano. Terrazas es cirujano de mano.
“El
cirujano de mano es una subespecialidad, que abarca no solamente la parte de
traumatología, que son los huesos sino también toda la parte de tendones,
nervios, la piel. El cirujano de manos tiene que estar capacitado para
enfrentar una lesión compleja que comprometa varias estructuras”, dijo Terrazas
al intentar explicar la parte técnica de su trabajo, pero esas palabras son
insuficientes para describir lo que en verdad hace, mejorar la vida de
inocentes.
Terrazas
lleva más de 20 años como cirujano. Es presidente de la Fundación SOS Mano
Bolivia. Fue justamente gracias a esa fundación, a la Gobernación del Beni y al
Banco Mercantil Santa Cruz que demostró su destreza y la de su equipo de
trabajo, semanas atrás, en el hospital Materno Infantil de Trinidad, donde ocho
menores de edad fueron intervenidos quirúrgicamente y que ahora tienen la
oportunidad de crecer sin miedo a volar.
Los
niños seleccionados llevaban una vida diferente a la de sus similares, no
podían manejar alguna o sus dos manos, por lo que tenían dificultades para desenvolverse
como los otros niños o iban creciendo con algún tipo de complejo. Terrazas
siente esa frustración y la hace suya, tal vez sea por eso que lleva 14 años en
la fundación mediante la cual realiza cirugías gratuitas en todo el territorio
nacional.
“Son
niños que si se les pregunta que se quieren operar te dicen que sí, porque se
sienten con esa incapacidad, se sienten frustrados. Hay muchos que te dicen no
puedo hacer la lección del colegio, no puedo jugar con los otros niños”, contó
Terrazas y en su voz se siente que él no puede dejar que eso continúe sucediendo
y por eso ayuda.
Explicó
que algunos de los casos que atendió en Trinidad se originaron con los escapes
de las motocicletas, que abundan en la ciudad. Resulta que los niños de uno o
dos años llegaron a tocar los escapes calientes provocándose quemaduras que
terminaron por afectar seriamente la movilidad de los dedos de la mano.
“Hemos
visto casi 20 pacientes. Hemos enfrentado lesiones bastante complejas. Hemos
podido operar ocho pacientes durante la campaña, dos por día (…) Se han
realizado varios procedimiento en cada paciente, cerca de seis a ocho
procedimientos por paciente, cosa que es difícil, es moroso”, precisó.
"En
el caso de los niños con las manos quemadas, presentaban cicatrices
retráctiles. Se unen los dedos, se retraen, la cicatriz forma cordones fibrosos
que doblan los dedos e impiden la funcionalidad”, dijo.
“Teníamos
una niña que se quemó al año de edad y el dedo pulgar y los otros dedos estaban
colados entre si, cosa que imposibilitaba utilizar esa mano. Ya son cinco años
que está la niña así. Ahora pudimos separarle tres de los cinco dedos y en la
próxima oportunidad separaremos los otros dos”, señaló confiado en volver a la
ciudad para seguir colaborando.
El
cirujano dijo que la mayoría de las personas no están conscientes de la
importancia de las manos, que es “la herramienta de trabajo más perfecta creada
por la naturaleza”. Sólo cuando esta parte del cuerpo se lesiona nos damos
cuenta del valor que tiene.
“El
trabajador con el trabajo de sus manos va a garantizar el sustento de su
familia. A veces una mano traumática en un trabajador representa la pérdida de
sus ingresos, desde el inicio del trauma, y afecta a él y a su familia”,
sostuvo el cirujano que cuando opera sus manos son guiadas por el corazón.