lunes, 15 de febrero de 2010

PLÁTANO SALVADO DE LA INUNDACIÓN LLEGA PARA SER VENDIDO EN TRINIDAD


Los pontones arriban a puerto Varador cargados de plátano que pudo ser salvado del agua en los chacos de la región sur del departamento azotada por el rebalse de los ríos.

Augusto Noza es uno de los campesinos que arribó al amanecer de este lunes de carnaval con su carga que espera vender en el mercado local.

Noza está tenso y cansado, fueron cuatro días de viaje desde Carmen del Chapare, al sur de Trinidad, y el trabajo continúa.

El cargamento debe ser vendido rápido para volver al chaco antes de que llegue el agua como en los otros campos donde todo está podrido o se está pudriendo a varios centímetros bajo el agua.

El campesino acaba de llegar a la ciudad con su carga de 260 racimos de plátano, la mayoría verdes y entre ellos algunos pintones.

Son minutos desesperantes para el hombre de campo, al mismo tiempo tiene que vigilar que todos los racimos sean bajados del camión que “le hizo el flete” desde el Puerto hasta el ingreso de la ciudad, responder a varios clientes que cotizan el precio del producto y mirar de reojo a otros que se llevan el pesado bulto una vez cerrado el trato.

La fatiga se incrementa cuando se escabulle en el fondo del bolsillo del pantalón la moneda de cinco Bolivianos que necesita para dar de cambio y no la encuentra con una mano mientras que con la otra sujeta a su pequeña hija de dos años.

El precio por racimo ofrecido es de 30 Bolivianos, aunque si el cliente insiste puede bajar hasta 25 Bolivianos. Con el dinero recolectado por la venta, Noza debe comprar alimentos para su familia y 500 litros de gasolina para navegar los ríos por otros tres días antes de llegar a su sembradío, recoger el plátano que se pueda y ganarle a la inundación.

Frente a él, hay otro camión cargado de plátano que espera por los clientes en las cercanías del monumento a Pedro Ignacio Muiba. A pocos metros del lugar, el bullicio de la gente le da vida al mercado campesino donde se almacenan otros cientos de productos que se salvaron del agua y esperan al comprador.

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