martes, 29 de marzo de 2011

ARIEL, EL TRABAJADOR DEL HOGAR


Foto: Ariel, nombre ficticio, da la espalda a la cámara para no ser identificado pero realiza cada día las labores del hogar con la frente en alto.

Llega temprano cada mañana a la casa de sus patrones, se desliza desde la cocina hasta el comedor y de vuelta a la cocina, mientras los habitantes de la vivienda terminan su sueño.

Pone agua a hervir, alista la mesa para el desayuno, barre y limpia el polvo de toda la casa, realiza labores que comúnmente son hechas por una mujer, pero que en este caso las realiza Ariel, un trabajador del hogar.

Ariel, nombre ficticio, comenzó con el trabajo cuando tenía 18 años de edad, nueve años después prestó sus servicios a tres familias de Trinidad.

Pregunta (P) ¿Es un trabajador del hogar?.
Ariel (A) Soy un chico que le gustan los quehaceres del hogar. No solamente las mujeres pueden aspirar a hacer cosas de hombres; sino también los hombres podemos hacer cosas de mujeres.

P. ¿Porqué se dedica a los quehaceres del hogar?.
A. Fue una elección. Necesitaba ganarme la vida y antes de hacer trabajos pesados elegí hacer lo que me gusta. En mi casa soy el que ordeno todo. Soy un trabajador del hogar por naturaleza.

P. ¿Cómo fue la primera vez que solicitó un puesto como trabajador del hogar?.
A. Fui a una casa donde necesitaban personal. La dueña me preguntó si sabía limpiar, cocinar y planchar. Me puso a prueba y yo me esmeré en demostrar que podía con el trabajo.
Ella se dio cuenta de que yo hacía mejor el trabajo que una chica, porque yo dejaba ordenada la casa antes de irme, cocinaba lindo y lavaba bien la ropa, así que me quedé con el trabajo.
En una ocasión, sus familiares que llegaron de visita a la casa se sorprendieron al ver que un hombre preparaba el almuerzo y que servía la mesa, ella no se mostró sorprendida cuando le pedí el trabajo.

P. ¿Qué le gusta más del trabajo que realiza?
A. Me gusta todo: cocinar, planchar, lavar, barrer. No tengo una actividad favorita, sino todas a la vez. A veces termino muy cansado, pero como me gusta lo que hago no me importa. Lo que no me gusta mucho es atender a los perros de la casa.

P. ¿Algunas personas, especialmente jóvenes, no les agrada reconocer que se ganan la vida como trabajadoras del hogar, usted cómo se siente al respecto?
A. Así como yo pueden haber muchos chicos que hacen los trabajos de limpieza, pero no lo dicen. Algunas mujeres sienten vergüenza de decir que son trabajadoras del hogar y dicen “hago limpieza”. Yo no me corro de que me digan que soy “trabajador del hogar”, aunque tampoco lo grito a los cuatro vientos.

P. ¿Cómo se comporta con sus patrones, por el hecho de ser hombre hay diferencia?.
A. En las casas donde he trabajado trato de hacer lo mejor que puedo para ganarme la confianza de mis patrones. Muchas personas han tenido malas experiencias al contratar personal de limpieza, yo trato de cuidar mi imagen.

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