Los toros revolcaron y estropearon a varios hombres durante la primer jornada de jocheo en el corral de la Plaza de la Tradición. Uno de ellos fue trasladado hasta el hospital por una cornada en el brazo izquierdo.
El sol lucía radiante poco antes de las tres de la tarde, cuando comenzó la jornada taurina al estilo de las pampas del Beni.
Mucha gente llegó a las graderías y a las “chapapas” cuando cuatro animales dominaban por completo el corral y obligaban a los jocheadores a pensar dos veces antes de acercarse demasiado.
El temor ayudó porque al corral, durante los primeros minutos, ingresaron sólo quienes querían medir fuerza con los animales y no la multitud de jóvenes que después invadió el ruedo.
Quienes asistieron disfrutaron de un gran espectáculo a pesar de que la actividad comenzó sin lazos ni laceadores, lo que hizo que el jocheo ´e toros se vuelva aburrido por varios minutos.
Por la falta de lazos, los hombres no podían montar a las bestias, tampoco podían meter al corralito a tres de los animales y así dejar en el ruedo de madera a un toro para que embista a quien se deje alcanzar.
Uno de los primeros revolcados fue un hombre de camisa verde claro. Uno de los toros, lo tumbó al piso sin mayores consecuencias. En la segunda oportunidad, el animal le asestó una patada en la boca y lo hizo sangrar, pero el hombre siguió en el ruedo retando a los toros.
Cuando estaba decidido a salir del corral, el toro blanco de mayor porte lo envistió antes de que el hombre termine de subir el cerco y de nuevo terminó en el piso.
Pasó más de una hora, cuando llegó un lazo y los ánimos envolvieron de nuevo a la gente que estaba perdiendo el interés porque los toros no embestían ni los jinetes aparecían.
Con el lazo se pudo colocar el pechero a la primer toro y de ahí en adelante, la fiesta popular del jocheo e´ toros se vivió en su mayor esplendor.
De acuerdo al informe de la Unidad de Bomberos Voluntarios, cinco hombres fueron atendidos luego de haber sido estropeados por los toros. Uno de ellos presentó una cortadura en uno de sus brazos por la cornada.
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