Una ley departamental recientemente sancionada pretende revertir la situación del arroyo “El Atajau” de San Borja, considerado como un “desastre ecológico”.
El arroyo es más angosto que el arroyo San Juan de Trinidad, tiene un largo de cinco kilómetros, que atraviesa toda la ciudad.
El arroyo pasó de ser un cuerpo de agua cristalina a “un desastre ecológico y un foco de contaminación muy fuerte y muy grande para toda la población”, dijo la asambleísta de la provincia Ballivián, Hilda Rea.
Contó que el arroyo atraviesa toda la población y pasa por sectores como el mercado donde se genera mucha basura que contamina el afluente.
“Ha sido convertido en un vertedero de los servicios públicos, de los desechos humanos de la población que de alguna manera ilegalmente se ha asentado en su ribera, lo ha obstruido”, añadió.
Al estar obstruido, en época de lluvia, el agua contaminada del arroyo rebalsa e inunda algunos sectores del pueblo.
Los asambleístas declararon al arroyo como Patrimonio Natural del Beni y por lo tanto es una obligación recuperarlo.
La ley fue aprobada por los 28 miembros del órgano legislativo departamental al inicio del mes.
“Este arroyo, El Atajau no es de los borjanos solamente y por lo tanto es de todos los benianos y tenemos la obligación de resucitarlo”, sostuvo.
Las autoridades departamentales, en el pasado, desembolsaron unos seis millones de Bolivianos para mejorar el arroyo.
Los asambleístas esperan que con la ley se elabore un proyecto que dé solución definitiva al problema y que San Borja vuelva a tener “El Atajau con sus aguas cristalinas donde se baña todingo el poblau”, como dice la canción.
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