La división en el sector indígena del Beni es evidente, pero no nueva de acuerdo al análisis que hace Wilder Molina al revisar la historia reciente del movimiento originario en las tierras bajas del país.
Recordó que la creación de la Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEMB), que recientemente festejó su onceavo aniversario, también fue fruto de un momento de divergencias al interior del movimiento, en esa oportunidad, un distanciamiento con la dirigencia de la Central de Pueblos Étnicos del Beni (CPIB).
“Momentos de ruptura y de quiebre, el movimiento indígena ha vivido a los largo de los 20 años, por lo menos desde la marcha (indígena de 1990), y de los cuales han tenido que salir nuevas visiones y nuevas estrategias para la reconducción”, dijo.
“Yo creo que este es un momento que, justamente, nos muestra diríamos una situación, no diríamos, de crisis, pero sí de divergencias que tendrán que resolverlo ellos en los espacios que creen para reorientar sus movimientos”, añadió.
Mientras que la CPEMB, la Subcentral del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), y la Confederación de Pueblos Originarios de Bolivia (CIDOB), a la cabeza de Adolfo Chávez, se encuentran distanciados del Gobierno Nacional, otras organizaciones como la CPIB y la CIDOB de Melva Hurtado, están más cerca del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido en función de gobierno.
“Lo que nos muestra es que el movimiento indígena tiene, indudablemente, influencias y visiones desde el ámbito político lo cual no se puede negar dado de que ellos también forman parte del proceso político tanto a nivel departamental como a nivel del país”, opinó Molina.
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