domingo, 4 de julio de 2010
INCENDIO EN MERCADO DE PAITITÍ CON PÉRDIDAS, SIN HERIDOS
Un incendio se registró la madrugada de este domingo en el mercado Paitití provocando la pérdida de miles de dólares en mercancía pero sin que alguien haya resultado herido.
El fuego comenzó pasadas las cinco de la madrugada en el sector de la Asociación de Comerciantes Fortaleza.
Se cree que lo primero en quemarse fueron perfumes y cosméticos que se quedaban en el pasillo que da a la calle Santa Rosa del barrio Cipriano Barace.
Luego, el fuego se extendió por el techo e ingresó a tres puestos de venta donde también consumió artefactos de cocina especialmente de plástico. Fue controlado antes de que el techo se caiga.
Benita Mollo, propietaria de dos de los puestos afectados, calculó que las llamas consumieron mercadería por un valor de seis mil dólares.
Mollo, de 50 años de edad, utilizó la tarde del domingo para limpiar el área quemada.
Con la cara descompuesta por las pérdidas, amontonó algunas cenizas, limpio la mercadería que quedó intacta y trató de borrar las negras marcas que dejó su suerte en las paredes y piso de los puestos afectados.
La comerciante descartó que el fuego haya comenzado por un corto circuito, como algunos piensan. Sospecha que el incendio fue provocado como un acto de venganza en contra de su esposo de 48 años de edad.
El hombre hace las veces de sereno y noches atrás correteó a jóvenes que intentaban robar en un puesto vecino, amparados por la soledad del lugar.
La madrugada del domingo se había entrado a su cuarto después de vigilar, minutos antes de que las llamas le hagan una mala jugada.
La pareja de comerciantes recién adquirió un préstamo bancario de dos mil dólares, dinero que fue utilizado para abastecer sus dos puestos de venta con perfumes, cosméticos y productos de higiene personal.
La comerciante llegó de Tarija, su tierra natal, hace once años a Trinidad y hace cinco al mercado de Paitití, donde a puro pulmón logró incrementar su capital.
Mollo teme pensar en lo que le depara el futuro, sobre todo con las cuentas por pagar. “Mi marido está destrozado”, dijo la mujer casi acostumbrada a un vida llena de sacrificios.
El “mercadito” como lo llaman los vecinos multiplicó sus puestos de venta en los últimos años y la infraestructura de las tiendas cada vez es mejorada.
Sin embargo, los comerciantes reclaman seguridad porque son víctimas de constantes robos.
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