Indígenas del Beni recuerdan, este domingo, 20 años del inicio de la Marcha por el Territorio y la Dignidad que salió desde Trinidad en busca de un cambio en la estructura del Estado.
Representantes del sector indígena y de instituciones que respaldan el movimiento organizaron un Espacio de Diálogo y Reflexión, que reunió a hombres y mujeres que marcharon para cambiar las condiciones de vida de sus pueblos.
Con la cabeza blanca y lúcida, el dirigente indígena Ernesto Noe (69) dijo que desde la partida hacia la Sede de Gobierno, la movilización indígena fue cuestionada y descalificada por ganaderos y políticos locales y nacionales.
Recordó que funcionarios del gobierno de Jaime Paz Zamora aseguraron que los indígenas benianos están acostumbrados a marchar porque son “nómadas”.
Lamentó que el propio vicepresidente de la República, Luis Osio Sanjines (1989-1993), declarara que los indígenas “vienen para conocer la ciudad de La Paz”.
También afirmaron que “la Marcha por el Territorio pedía republiquetas y que eso la Constitución Política del Estado no podía aceptarlo”.
El dirigente ignaciano Antonio Coseruna, dos décadas después, explicó que para los originarios el territorio es “ande vivimos, ande cazamos, ande pescamos, hasta incluso, ande nos morimos”.
Las declaraciones del Gobierno no detuvieron la marcha.
“Cuando yo acordé, los hermanos de Santa Cruz, los hermanos cruceños nos alcanzaron, los hermanos chiquitanos, guarayos, guaranís. Ellos (marchaban) con nosotros, se estaba ampliando nuestra gran marcha”, contó Noe a tiempo de resaltar la importancia del apoyo que recibieron de los indígenas de otros departamentos, incluyendo a los del altiplano, para conseguir sus objetivos.
Lo primero que hizo la marcha al llegar a La Paz fue visitar la Iglesia Metropolitana para celebrar una misa de acción de gracias “en reconocimiento a que Dios nos había protegido”; después se celebró el acuerdo con el Gobierno.
“Lo que más me alegra ahora es que en Bolivia ya no son cuatro territorios (indígenas) que conseguimos. En Bolivia existen 86 territorios indígenas que benefician a los indígenas de tierras bajas. Eso para mí es un éxito”, enfatizó Noe, quien acaba de regresar de la séptima marcha del sector con resultados menos alentadores.
Juana Eirubi del pueblo Sirionó destacó que la marcha del 90 sirvió para que algunos pueblos reciban los títulos ejecutoriales de sus tierras, pero lamentó que muchos aún no reciben esos documentos que respaldan la propiedad de sus territorios.
“No sólo por el pueblo Sirionó hemos marchando, sino por todos los 36 pueblos indígenas hemos marchado. Para bienestar de nuestros hijos”, afirmó la madre de 10 hijos y abuela de 36 nietos.
“Ya no somos como antes, queremos mejorar”, aseguró la marchista.
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