martes, 2 de junio de 2020

Bombero: En un día lo hemos saturado todo

Jhojans Steven Pereira Cespedes, chofer de ambulancia del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Trinidad. FOTO JSPC


Entró al hospital apurado porque la vida de una paciente se escapaba. Había conducido con pie pesado y brazos firmes por las calles casi desiertas de la ciudad, ayudado por las sirenas de la ambulancia que espantaron a peatones y conductores desprevenidos. Pidió una camilla y alertó al personal médico de “un código azul”. Fue en vano. Jhojans Steven Pereira Cespedes, chofer de ambulancia del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Trinidad, fue testigo de la precariedad del sistema de salud de la capital del Beni. Así terminó su jornada este lunes, el día en el que los Bomberos Voluntarios restablecieron el servicio de ambulancias para atención prehospitalaria.
Los bomberos suspendieron el servicio, días atrás, luego de varias jornadas de trabajo atendiendo a pacientes sospechosos de coronavirus. Al igual que miles de personas en la ciudad, ellos sintieron los síntomas y decidieron hacer un alto hasta recibir atención médica y sentirse recuperados.
Pereira, en este reinicio, atendió seis llamados de auxilio, el último marcó su jornada.
Alrededor de las tres de la tarde, Pereira recibió el llamado para trasladar a un paciente “blanco”, es decir, sin sintomatología compatible a coronavirus. El viaje parecía sencillo porque un médico los acompañó hasta un centro de salud. Todo cambió al llegar al lugar. El personal médico no recibió a la mujer enferma que estaba en la ambulancia, argumentando que su saturación de oxígeno era muy baja y no podría auxiliarla.
Contra el tiempo, Pereira condujo hasta una clínica privada donde tampoco recibieron a la mujer, que para ese momento había empeorado. No había otro camino que el que los llevaba hasta el Servicio de Emergencia del Hospital Presidente Germán Busch.
“Antes de llegar al hospital Trinidad la paciente entra en paro. Escucho al paramédico acompañante que me dice: paciente entró en paro, iniciando RCP. Despejó vías aéreas, inició el RCP. Yo me parqueé como pude en la zona de Emergencia, entré a la sala de Emergencia, donde es la sala de terapia. Solicité, por favor, un médico porque tengo un código azul, paciente entró en paro y necesito una camilla de transporte, y todos los médicos me miran asombrados como diciéndome quién es este loco”, dijo el conductor especializado.
“Al ver esa reacción de los médicos, yo lo único que pude hacer es ir a colaborar a mi compañero para poder realizar la maniobra RCP y por lo menos que tengamos una oportunidad de vida de ese paciente. Llegó el doctor (Rodny) Mier, siguió ocupándose del paciente, pidió estetoscopio, pidió oxímetro, pidió todo lo necesario para poder reanimar a esa persona, pero no se pudo. A las 16:46 (15:56) fue cuando me dijeron: paciente óbito, en pocas palabras que estaba muerta”, narró.
Pereira reflexionó sobre lo ocurrido este lunes. Consideró que una gran ayuda llegó a la ciudad para atender la emergencia sanitaria por el coronavirus, pero que en “un día lo hemos saturado todo”.
El domingo, un hombre de edad avanzada tampoco fue admitido en los hospitales locales, por lo que la ambulancia tuvo que regresarlo a su casa y poco después falleció sin que algún médico lo haya asistido.
Aunque desanimado, Pereira encuentra en sus compañeros y en los otros cinco pacientes que sí recibieron atención médica, el aliento para volver a colocarse tras el volante de la ambulancia y responder al llamado de auxilio.

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