La mortandad de peces a consecuencia del frío polar en la Laguna Sernandes fue verificada por el director del Sistema de Alerta Temprana (SAT), Luis Phillips.
La baja temperatura en el ambiente provocó el debilitamiento, la captura y posterior muerte de miles de peces y otros animales que forman parte del ecosistema de la laguna.
“Esta masa polar nos está creando problemas (ecológicos) en las lagunas de bajo fondo”, aseguró el hidrólogo.
Desde abril, las lagunas han perdido demasiada agua, algunas quedaron con un metro o metro y medio de capa líquida.
Cuando llega el “surazo”, a esa profundidad el agua tiene una temperatura casi igual a la de la superficie y los peces son afectados. No ocurre lo mismo en lagunas más profundas donde la temperatura desciende pero a niveles de sobrevivencia.
Los peces tropicales viven en una temperatura media de 25 grados centígrados, pueden soportar alteraciones pero no por mucho tiempo ni tampoco drásticas.
Con temperaturas inferiores a los 20 grados, los peces comienzan a sufrir hipotermia, les falta el oxígeno y se reduce su capacidad de movimiento. En esas condiciones el fuerte oleaje producido por los vientos del sur los lleva indefensos a la orilla donde comienzan a morir.
Eso fue lo que ocurrió en Sernandes, donde alertados por el fenómeno decenas de personas llegaron al lugar desde comunidades aledañas como San Javier e incluso desde Trinidad.
“El día sábado empezó una matanza increíble”, narró el funcionario.
Movilidades de todo tipo ingresaron a la laguna ubicada a unos 40 kilómetros al Nor-este de la capital beniana, dando la vuelta por San Javier, para recoger a los animales y peces que se encontraban moribundos en la orilla del espejo de agua y después matarlos.
“Este es un reflejo de lo que seguramente está ocurriendo también en algunas otras lagunas de bajo fondo que no las estamos mirando. Hay varias lagunas con esas características” afirmó Phillips.
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