Las puertas de San Ignacio de Moxos no se abrieron para la IX Marcha Indígena que defiende el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) y la policía evitó enfrentamientos entre los marchistas y quienes quieren carretera entre la población beniana y Villa Tunari.
La policía contuvo a pobladores de San Ignacio de Moxos mientras pasaba, por las orillas del pueblo, la Marcha Indígena que se opone a ese proyecto gubernamental.
El cordón policial fue instalado en las puertas de San Ignacio de Moxos donde decenas de personas le gritaron a los marchistas “queremos carretera”, además de algunos insultos y amenazas.
Para coordinar el operativo llegaron hasta el lugar, el comandante Departamental de Policía en el Beni, coronel Edgar Téllez, y el viceministro de Régimen Interior, Jorge Pérez.
La policía acompañó a lo largo de la circunvalación, unos dos kilómetros, a los caminantes.
En cada ingreso al pueblo había alambres de púas, pancartas y algunas personas que en su mayoría critican a la movilización, aunque otros lamentaron la situación que les tocó vivir a los indígenas, quienes en ningún momento reaccionaron ante los gritos de los pobladores.
Las organizaciones sociales de San Ignacio de Moxos apoyan la propuesta del Gobierno nacional de construir una carretera por el centro del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), al contrario de la marcha.
Están seguros de que la carretera llevará progreso a San Ignacio, una pequeña población que en tiempo de agua pierde su comunicación terrestre con la capital beniana y sufre por la elevación de los precios de la canasta familiar.
San Ignacio vivió dos días de paro cívico, con vigilia, en el ingreso del pueblo. Rechazaron la intención de los marchistas de llegar al centro de la población a escuchar misa en la iglesia católica.
Los marchistas durmieron en la comunidad San José del Algodonal, a unos dos kilómetros del pueblo. Flexibilizaron su postura y prefirieron pasar, sin responder a las agresiones verbales, por un costado de San Ignacio.
El punto de mayor peligro se registró en la salida del pueblo, donde un mayor número de personas se concentró para reiterar los estribillos a favor de la vía asfaltada.
La policía casi fue rebasada pero al final, los ánimos de los pobladores fueron contenidos sin necesidad de usar la violencia, mientras la marcha se alejaba de la multitud.
Para el presidente de la Subcentral del TIPNIS, Fernando Vargas, la tarea del viceministro Pérez fue “recomponer” lo que supuestamente hizo el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, a quien los marchistas acusan de incitar a los pobladores para que ataquen a la movilización.
Mientras que el presidente de la CIDOB; Adolfo Chávez, dejó en claro que “todos queremos carretera”, entre Villa Tunari y San Ignacio de Moxos, pero con la diferencia de que los indígenas no quieren que el proyecto vial destruya el territorio indígena.
Los marchistas emitieron un pronunciamiento en el que aceptaron respetar la decisión de San Ignacio de no dejarlos ingresar al centro del pueblo, pero también le piden que respete la decisión de los indígenas de rechazar la carretera por el centro del TIPNIS.
El viceministro Pérez señaló que al no registrarse enfrentamientos ni personas heridas, el operativo podía ser calificado de exitoso.
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