El intenso frío y el viento que llegaba desde el sur pusieron a prueba la devoción de los javerianos por su patrona: la Virgen del Carmen.
Llegar hasta la Iglesia del pequeño pueblo ubicado a 25 kilómetros al norte de Trinidad, parecía un verdadero sacrificio o prueba de devoción, los feligreses caminaron hasta el altar de la Virgen con las manos y los pies entumecidos por el frío sin importar la cantidad de chompas o chamarras que llevaban puestas.
Desde el jueves, se realizan actividades religiosas y culturales para rendir homenaje a la patrona javeriana, aunque los actos centrales se realizaron este viernes.
Los javerianos soportaron las bajas temperaturas de la noche del jueves y la madrugada del viernes en la Novena a la Virgen.
Esa noche también se realizó una verbena escolar, donde la picardía y el humor de los alumnos y algunos pobladores fueron el mejor remedio para no congelarse.
El viento frío despertó, el viernes, a los javerianos que no pasaron ingiriendo bebidas alcohólicas en las carpas armadas en distintas partes del pueblo. Este año, las carpas parecieron desiertas a comparación del año pasado cuando la gente se aglomeraba para comer, beber y bailar bajo las lonas.
El padre José Mari ofició la misa. A los actos asistieron el alcalde Jampri Schestron y del subgobernador de la provincia Cercado, Enrique Monasterios. El primero del Movimiento al Socialismo (MAS) y el segundo de la agrupación ciudadana Primero el Beni.
Después de la misa, los macheteros de San Javier marcaron la ruta de la procesión. La imagen de la Virgen fue alzada en hombros por los lugareños, mientras era escoltada por las autoridades ejecutivas, legislativas y religiosas, además del pueblo en general, lo más abrigados que pudieron.
La procesión, a la cabeza de los macheteros, dio una vuelta a la plaza del pueblo y la imagen de la Virgen volvió a la Iglesia, donde espera a sus devotos hasta el próximo año, cuando las ceremonias se repitan.
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