martes, 22 de marzo de 2011

COMUNARIO: “CULTIVOS SE CONVIRTIERON EN LAGUNAS”

Los cultivos se convirtieron en lagunas, afirmó Carlos Lurici, comunario de Puerto Yumani, en las cercanías de Rurrenabaque, quien vio cómo las plantaciones quedaron bajo el agua cuando rebalsó el río Beni, semanas atrás.

Las familias del puerto no tienen agua apta para el consumo, el camino que los une con Rurrenabaque “es un desastre” y ya no se puede contar con los cultivos.

El agua subió entre cuatro y cinco metros por encima de lo acostumbrado y arrasó con todo el trabajo de meses, que pretendía convertirse en el sustento de las familias en el futuro inmediato.

“Eso (los cultivos) se volvieron lagos, entonces es difícil decir si vamos a recuperar algo”, señaló el hombre frente a autoridades locales, departamentales y representantes del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

El agua no respetó ni el refugio que los comunarios de Puerto Yumani utilizaban año con año para huir de la corriente del río.

El refugio era alto lo que lo convertía en un lugar seguro y no podían ni pensar que hasta allí podía llegar la inundación, pero llegó.

“Esta vez ni ese lugar nos lo respetó (la riada) y lo más triste es que nos azotó en horas de la noche”, contó Lurici.

“Que triste es encontrarse en una situación como la que vivió Puerto Yumani”, expresó el porteño, quien pidió ayuda para sus compañeros.

El drama contado por Lurici fue escuchado por el alcalde de Rurrenabauqe, Yerko Nuñez, el gobernador del Beni, Ernesto Suárez Satori, y la representante del PMA en Bolivia, Vitoria Ginga.

Ese drama no es diferente al que sufrieron y continúan viviendo los habitantes de otras comunidades también afectadas por el rebalse del río fronterizo con el departamento de La Paz.

“Los chacos son playas no ha quedado prácticamente nada”, afirmó Sacaría Cavinas, habitante de Puerto Motor, otra comunidad casi destruida.

En Puerto Motor el agua tapó los techos de algunas casas por lo que los habitantes se vieron en la necesidad de buscar refugio en Rurrenabaque, donde se albergaron hasta que el nivel del agua descendió.

El agua ya dejó sus lugares y con ella se llevó casi todas sus pertenencias y esperanzas.

“Tenemos que enfrentar muchas cosas. Tenemos que reconstruir algunas viviendas. Hay personas que tienen créditos y no ahora no saben cómo van a pagar”, señaló el damnificado.

Pidió a las autoridades que no se olviden de ellos.

Un pedido de ayuda también hizo llegar, Wilfredo Alvarado, de la comunidad Carmen Soledad.

Alvarado reconoció que cada año sufren la subida del agua por el rebalse de los ríos, “pero esta ha sido una de la más grandes”.

La comunidad se fundó en torno a una escuela hace 52 años. La escuela ya fue trasladada un par de veces antes para esquivar la inundación.

Alvarado se presentó ante las autoridades en Rurrenabaque para pedir ayuda para las familias numerosas del lugar.

“Estoy aquí presente para hacer llegar mi preocupación porque verdaderamente hay muchas personas que no tienen alimentación y ellos se sienten preocupados porque tienen varios hijos”, aseguró.

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