lunes, 10 de mayo de 2010

PROYECTO MADERA: ENTRE LA ESPERANZA Y LA AMENAZA AMBIENTAL


Por José Limberg López (APC, Rondonia–Brasil).

El proyecto de la hidroeléctrica Cachuela Esperanza forma parte del Complejo Río Madera, proyecto de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana IIRSA. El referido complejo consiste en dos proyectos hidroeléctricos en Brasil; San Antonio y Jirao, un proyecto binacional en la frontera de Bolivia y Brasil; Riberao, y un proyecto en Bolivia; Cachuela Esperanza.

Los proyectos de San Antonio y Jirao, ya están en construcción, sin embargo, son cuestionados por la violación de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales por parte de los vivientes asentados en las riberas de los ríos donde se desarrollan los proyectos. En Bolivia, el 20 de mayo se tiene contemplada una consulta popular para definir el rumbo de Cachuela Esperanza.

Los antecedentes para la concreción del proyecto Cachuela Esperanza, no es ninguna novedad, ya que entre 1981 y 1985, la Empresa Nacional de Electrificación ENDE, inició estudios de pre – factibilidad, los resultados fueron alentadores puesto que demostró la conveniencia de una central hidroeléctrica de 20 MW de potencia instalada.

Posteriormente, se realizaron estudios complementarios, dejando como resultados la construcción de cuatro unidades de 12 MW cada una.

En agosto del año 2008, la Empresa Nacional de Electrificación ENDE, firmó un contrato de servicios con la firma canadiense TECSULT para la realización del estudio de factibilidad y diseño final del proyecto Cachuela Esperanza para lograr el aprovechamiento del potencial existente en el Río Beni. El estudio tenía como fecha de entrega, enero del 2010.

Impactos sobre la economía de la región

Las organizaciones indígenas y campesinas de la región norte de Bolivia, han sido alertadas por organismos nacionales y externos, sobre los resultados contraproducentes que ocasionaría la construcción de la hidroeléctrica Cachuela Esperanza; pérdidas de cultivos estacionales en las riberas de los ríos, inundación de tierras de pastoreo y minimizando actividades como la pesca, entre otros aspectos que ocasionarían la desaparición de comunidades ribereñas.

Las organizaciones sociales de Bolivia y Brasil mantienen trabajos de coordinación y prevención ambiental ante las posibilidades de construcción de la represa Cachuela Esperanza. Ante esta situación, tanto campesinos como indígenas, a través de votos resolutivos, se han declarado en permanente estado de emergencia y rechazan los proyectos de construcción de las represas del Río Madera, por atentar los intereses de desarrollo regional, derechos humanos, salud, además de perturbar actividades agrícolas de recolección y pesca, afectando la soberanía y la seguridad alimentaria de las familias.

Por otro lado, hay familias y comunidades que mantienen serias expectativas por los beneficios que podría dejar la construcción de la hidroeléctrica Cachuela Esperanza, originando la creación de micros y medianas empresas que promovería la industrialización de los recursos naturales propios de la región. “Somos conscientes de la necesidad de contar con energía barata, significa mejorar nuestras condiciones de vida, los impactos ambientales se deben argumentar con el proyecto en manos” dijo Esteban Molina, Alcalde Municipal de Nueva Esperanza.

El Río Madera es el más biodiverso del mundo, además de ser el río amazónico con más sedimentos; en su cuenca viven muchos pueblos indígenas de los cuáles algunos no han sido contactados o viven en aislamiento voluntario.


Las organizaciones campesinas e indígenas han mostrado su desacuerdo sobre la construcción de la represa de Cachuela Esperanza. Sonia Aguilera, Ejecutiva de la Federación de Campesinos de Guayaramerin, ciudad fronteriza con Brasil, manifestó que los actores sociales en especial las comunidades afectadas, buscaran ser indemnizados por los daños ambientales que ocasionará la puesta en marcha del proyecto energético.

La dirigenta reconoció la necesidad de electrificar las comunidades amazónicas históricamente marginadas por los gobiernos de turno. “El próximo 20 de mayo se realizará una consulta pública en Cachuela Esperanza. Lastimosamente nos presentarán el proyecto con pocos días para ser socializado con los actores sociales”, lamentó.

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