El nivel del agua bajó en los últimos días en el barrio inundado de Villa Marín, sector Oeste de la ciudad de Trinidad; sin embargo, el drama continúa para decenas de familias que tienen sus hogares rodeados de agua.
Los vecinos piden a las autoridades motobombas para acelerar la expulsión del agua de lluvia fuera del dique que tiene la zona contra el rebalse de ríos.
Una franja oscura de algunos centímetros se nota en la vegetación o en las casas inundadas, es la marca de donde estuvo el agua.
Algunas casas tienen la marca dejada por la inundación del 2008, a más de un metro de altura.
La nueva marca pasa casi inadvertida para el visitante ocasional, pero los habitantes que sufren por el agua no dejan de mirarla calculando cuánto tiempo falta para que las calles vuelvan a ser transitables.
La mitad del barrio se inundó hace más de una semana. En las casas más afectadas el agua daba a la cintura, en cambio ahora, el agua abandonó el interior de muchos domicilios, pero continúa en los patios y calles.
Las personas que no se atreven a dejar sus casas deben pisar agua para entrar o salir de sus domicilios y lidiar con el temor a las víboras. Algunos se han tropezado con ratas muertas bogando.
Una señora del lugar contó que el agua baja lentamente y por eso los vecinos piden a las autoridades que pongan a funcionar más bombas que hagan salir más rápido el agua.
Los vecinos piden a las autoridades motobombas para acelerar la expulsión del agua de lluvia fuera del dique que tiene la zona contra el rebalse de ríos.
Una franja oscura de algunos centímetros se nota en la vegetación o en las casas inundadas, es la marca de donde estuvo el agua.
Algunas casas tienen la marca dejada por la inundación del 2008, a más de un metro de altura.
La nueva marca pasa casi inadvertida para el visitante ocasional, pero los habitantes que sufren por el agua no dejan de mirarla calculando cuánto tiempo falta para que las calles vuelvan a ser transitables.
La mitad del barrio se inundó hace más de una semana. En las casas más afectadas el agua daba a la cintura, en cambio ahora, el agua abandonó el interior de muchos domicilios, pero continúa en los patios y calles.
Las personas que no se atreven a dejar sus casas deben pisar agua para entrar o salir de sus domicilios y lidiar con el temor a las víboras. Algunos se han tropezado con ratas muertas bogando.
Una señora del lugar contó que el agua baja lentamente y por eso los vecinos piden a las autoridades que pongan a funcionar más bombas que hagan salir más rápido el agua.
El agua ingresó a sus hogares y tienen que comer entre el barro.
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