lunes, 17 de enero de 2011

CARLITA SALVÓ LA VIDA PERO PERDIÓ SUS RECUERDOS Y PARTE DEL CRÁNEO


Foto: Estrella y Carlita, madre e hija, juntas en el camino hacia la recuperación.

Carlita de 15 años de edad salvó la vida pero perdió sus recuerdos y parte del cráneo en un accidente de tránsito en motocicleta ocurrido hace nueve meses.

Su madre Estrella Ardaya desde entonces movió cielo y tierra para que su hija se recupere de sus heridas, a pesar de lo serio de las lesiones.

La adolescente, a los 14 años, conducía una motocicleta rumbo a su domicilio. Llevaba como pasajera a su hermanita de nueve años. En otro vehículo, su madre y su esposo las seguían de cerca.

Estrella se parqueó en el trayecto para conversar con su hermana, quince minutos después una llamada telefónica le dio uno de los golpes más duros que le tenía preparado el destino hasta ese momento. Carlita ingresaba al hospital Obrero de Trinidad con Traumatismo Encéfalo Craneal (TEC) Grave, sangraba por la boca, la nariz y los oídos.

“Tuvo un daño cerebral del 90 por ciento, perdió la memoria. Además le afectó el corazón y uno de los pulmones. Los médicos le dieron pocas esperanza de vida”, dijo.

Según testigos, una motocicleta deportiva roja chocó contra las hermanas Sánchez. Lucerito, la hermana menor, no sufrió lesiones mayores. El conductor escapó del lugar sin auxiliar a nadie.

La joven sigue creciendo con un agujero en el cráneo de un diámetro mayor a 11 centímetros. Cuando tiene que ir de un lugar a otro, fuera de casa, le colocan un casco porque el cerebro apenas está protegido por la piel y el cabello.


Carlita ya no quiere ser modelo, prefiere ser pediatra
A veces parece triste y un poco perdida con su cabello negro, más bien corto, antes que largo; pero cuando sonríe transmite vida.

Recuperó su peso después de las varias operaciones que le hicieron para salvarla y que la dejaron casi esquelética.

“Quiero ser pediatra”, dice con alguna dificultad para pronunciar la profesión deseada. Antes se ilusionaba con ser modelo, ahora quiere ayudar.

El accidente la golpeó duro, pero con la ayuda de su familia sigue sonriendo mientras recorre la pasarela hacia su recuperación total.

Sigue gustando de la música del grupo mexicano RBD, pero tiene dificultades para recordar el nombre de sus amigas. Se toma un minuto y luego los nombres comienzan a llegar, Liz está entre las más cercanas.

Olvidó cómo leer y escribir. Toma calmantes fuertes para controlar los dolores de cabeza que le vienen diariamente lo que le ha producido complicaciones en el hígado.

Aunque los recuerdos de su vida antes del accidente llegan poco a poco, borró de su mente las primeras semanas de su internación en terapia intensiva.

Un mes después del accidente cumplió quince años. Sus padres organizaron un pequeño agasajo con sus familiares y amigos más cercanos, no lo recuerda.

“Hay que tenerle mucha paciencia”, reconoce su hermano mayor Jonatán, quien ha participado en la organización de algunas actividades para recolectar dinero y lograr la recuperación total de su hermana menor.

Amistades son muchas, pero los gastos son más.
Estrella está muy agradecida con Dios por permitir que su hija siga con vida, también con el equipo médico y el grupo de enfermeras que ayudaron a salvarla y que la atendieron durante su estadía en la Unidad de Terapia Intensiva hasta el último día que permaneció en el hospital dependiente de la Caja Nacional de Salud (CNS).

Luis Alberto Ramírez, Fernando Villarroel, Fidel Silva son algunos de los médicos que atendieron a la adolescente.

En ese entonces acudió a los fondos familiares y al aprecio de las amistades para lograr que el milagro se vuelva realidad, quienes la colaboraron de una u otra forma para comprar los medicamentos y otras atenciones que el seguro no cubre.

Aunque las amistades de la familia son muchas, los gastos son más y el dinero no alcanza.

Estrella organizó la rifa de una mamona para recaudar los 3500 dólares americanos que necesitan para comprar una prótesis que le dará mayores posibilidades a Carlita de llevar una vida lo más parecido a como era antes.

El boletao de la rifa tiene un precio de 10 Bolivianos. Se realizará el sábado 29 de enero en la Plazuela Fátima a las siete de la noche.

P.D. Si usted desea probar suerte por una buena causa, puede llamar al Cel. 74707380 y adquirir su boleto. Carlita tiene una sonrisa que debe seguir contagiando vida.

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