viernes, 4 de junio de 2010

UN TORO LO ESTROPEA Y AHORA NECESITA AYUDA

Uno de los jocheadores estropeado por un toro fue sometido a una neurocirugía y ahora necesita ayuda para comprar los remedios que le recetaron.

Adam Suárez Vaca, de 23 años de edad, fue llevado hasta el hospital presidente Germán Busch ebrio, sucio e inconsciente. Fue embestido varias veces por un toro en la Plaza de la Tradición, el primer día de la Chope Piesta.

Después de cada revolcada, Suárez se levantaba para seguir con la fiesta popular. Su suerte acabó cuando en la última embestida recibió un fuerte golpe en la cabeza.

“El paciente fue internado con un Traumatismo Cráneo Encefálico grave. Tenía una hemorragia cerebral”, informó Jesús Terrazas, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva del nosocomio local.

“Abría los ojos primero y no hablaba, miraba a todas partes como perdido. Después abría la boca grande como si tuviera sed o no pudiera respirar” contó su padre, Miguel Suárez Puma.

“¿Qué tenej hijo, dónde te duele?”, le preguntaba, pero Adam no respondía a las preguntas del anciano, quien hace más de un mes enterró al mayor de sus doce hijos.

“El golpe en la cabeza le provocó hemorragia en el cerebro. Era necesario abrirla, sacarle la sangre coagulada para que el cerebro pueda expandirse y deshincharse”, explicó Terrazas.

El neurocirujano Juan Carlos Otazo se encargó de esa operación. Otazo trabaja parte de la semana en el nosocomio trinitario, especialmente el fin de semana, después regresa a Santa Cruz.

“El médico me dijo que no le falle con los remedios”, repite el anciano al filo del llanto. Gastó todo el dinero que tenía, lo ayudan sus otros hijos, la administración del nosocomio y la alcaldía; sin embargo no es suficiente.

“Tengo una receta que cuesta 175 Bolivianos. Ya le bajaron a 100 Bolivianos, pero no tengo para pagarla, no sé que voy a hacer”, se lamentó mientras ofrecía sus servicios para trabajar de lo que sea.

Los médicos esperan que la salud de Suárez evolucione favorablemente, pero aún hay riesgo.

Terrazas recordó que el problema de estos pacientes no termina al salir del quirófano sino continúa en el post operatorio, cuando “requieren apoyo familiar, social y económico”.

Para que se recuperen totalmente necesitan entre dos y tres meses con fisioterapia, cuando mínimo.

La madre de Suárez, enferma de diabetes, también pidió ayuda para el último de sus hijos.

En el hospital Trinidad se realizan entre cuatro a cinco neurocirugías. El 95 por ciento de ellas son a causa de accidentes de tránsito.

La tomografía cuesta 800 Bolivianos, aunque el costo se reduce si interviene la asistencia social.

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